Hay poca prueba que pruebe un efecto de manera directa dañino del cannabis a lo largo del embarazo. Por otro lado, los cannabinoides amplifican regularmente los efectos tóxicos de la nicotina y el alcohol en el feto. La investigación preclínica recomienda una viable razón: la activación del receptor CB2 con anandamida puede bajar la expresión de un gen transportador en la placenta. Este gen codifica una proteína que bombea una diversidad de substancias químicas fuera de la placenta, por lo cual su inhibición facilita que las toxinas se amontonen. Además es común en cánceres en los que asegura al cáncer de la quimioterapia. Otros estudios han sugerido que los cannabinoides tienen la posibilidad de tener sinergia con las quimioterapias al jugar con este transportador químico. Indagaciones precedentes han relevante que la anandamida, particularmente, puede empeorar el síndrome de alcoholismo fetal.
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